“Lourdes tiene agujetas”, “mañana es domingo”, “he ido al huerto”. Sólo hacen falta tres frases como estas para que Julián Bozzo improvise una canción. Fue así, improvisando, como empezó el concierto del sábado en el Café Libertad 8, uno de esos lugares que sigue manteniendo el encanto añejo de antigua taberna y que antaño fue punto de encuentro de periodistas, escritores y partidos antifranquistas. Hoy en día la acogedora sala sigue manteniendo una abundante agenda cultural de conciertos, recitales poéticos, cuentacuentos…
Este fue el agradable marco que Mundo Aladuría eligió para despedirse de sus incondicionales, entre los que me incluyo, [este era mi tercer concierto], ya que se retiran temporalmente a grabar nuevo material. Como ya viene siendo habitual en sus conciertos, a todos los asistentes se nos regaló unas bonitas octavillas en las que en esta ocasión teníamos que escribir “cuál era nuestro ruido” y “lo que vendrá”. Durante la velada, una mano inocente sacaría al azar dichas octavillas para que el cantautor improvisase piezas musicales utilizando las frases que el público había anotado en las mismas. Esto es lo que hace único e irrepetible cada uno de los conciertos de Mundo Aladuría ya que consigue que los espectadores participen en la creación de nuevos temas musicales y lleguen a hacer un poco suyas las letras y las melodías que salen de la imponente voz y guitarra de Julián Bozzo.
A lo largo del concierto, Mundo Aladuría fue repasando temas de su repertorio entre los que destacaron “Azul” (tema en el que todos participamos activamente coreando el pegadizo estribillo: contra la pena y la rabia el azul del mar…), “Yo también voy”, “Salir”, o la preciosa e intimista “Dormidita nada más”, inspirada en la mujer con la que se despierta todas las mañanas y que nos dejó a los allí presentes sin respiración.
También sonaron “Aladuría” [palabra inventada pero a la que Julián Bozzo ha atribuido el significado de capacidad de transformar en pretexto todo aquello que se muestra como obstáculo] y una canción que me gustó especialmente llamada “Indicaciones para un hombre confuso” que anima a dar una vuelta de tuerca a nuestra vida, a vencer los miedos, a soltar nuestra indecisión… a ¡SALTAR!
“…Ya sé que aunque encontré la llave
quien tiene que girar soy yo.
Salta no tengas miedo del cambio
de la gravedad de lo alto
de darle sitio a otra canción
Salta no tengas miedo del abismo
que los miedos son solo espejismos
que el primer paso es soltar la indecisión…”
(-Estribillo- Indicaciones para un hombre confuso. Mundo Aladuría)
Gracias Julián Bozzo por compartir otra noche mágica con todos nosotros y por permitirnos viajar contigo a ese fantástico Mundo Aladuría, donde por unos momentos podemos olvidarnos de “el ruido” de nuestras vidas.
Os dejo un ejemplo de cómo con el ruido “Tic Tac” y con la frase “Tocar las maracas en Maracaibo” se puede improvisar una divertida canción… [Aviso: os vais a desternillar de risa] 🙂
@brokenheroes