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“Lourdes tiene agujetas”, “mañana es domingo”, “he ido al huerto”.  Sólo hacen falta tres frases como estas para que Julián Bozzo improvise una canción. Fue así, improvisando, como empezó el concierto del sábado en  el Café Libertad 8, uno de esos lugares que sigue manteniendo el encanto añejo de antigua taberna y que antaño fue punto de encuentro de periodistas, escritores y partidos antifranquistas. Hoy en día la acogedora sala sigue manteniendo una abundante agenda cultural de conciertos, recitales poéticos, cuentacuentos…

Este fue el agradable marco que Mundo Aladuría eligió para despedirse de sus incondicionales, entre los que me incluyo, [este era mi tercer concierto], ya que se retiran temporalmente a grabar nuevo material.  Como ya viene siendo habitual en sus conciertos, a todos los asistentes se nos regaló unas bonitas octavillas en las que en esta ocasión teníamos que escribir “cuál era nuestro ruido” y “lo que vendrá”. Durante la velada, una mano inocente sacaría al azar dichas octavillas para que el cantautor improvisase piezas musicales utilizando las frases que el público había anotado en las mismas. Esto es lo que hace único e irrepetible cada uno de los conciertos de Mundo Aladuría ya que consigue que los espectadores participen en la creación de nuevos temas musicales y lleguen a hacer un poco suyas las letras y las melodías que salen de la imponente voz y guitarra de Julián Bozzo.

Octavilla para la improvisación musical. Concierto Mundo Aladuría. 12 de abril, Libertad 8

Octavilla de improvisación. Concierto Mundo Aladuría. 12 de abril, Libertad 8

A lo largo del concierto, Mundo Aladuría fue repasando temas de su repertorio entre los que destacaron “Azul” (tema en el que todos participamos activamente coreando el pegadizo estribillo: contra la pena y la rabia el azul del mar…), “Yo también voy”, “Salir”, o la preciosa e intimista “Dormidita nada más”, inspirada en la mujer con la que se despierta todas las mañanas y que nos dejó a los allí presentes sin respiración.

Julián Bozzo. Mundo Aladuría.

Julián Bozzo. Mundo Aladuría.

También sonaron “Aladuría” [palabra inventada pero a la que Julián Bozzo ha atribuido el significado de capacidad de transformar en pretexto todo aquello que se muestra como obstáculo] y una canción que me gustó especialmente llamada “Indicaciones para un hombre confuso” que anima a dar una vuelta de tuerca a nuestra vida, a vencer los miedos, a soltar nuestra indecisión… a ¡SALTAR!

“…Ya sé que aunque encontré la llave
quien tiene que girar soy yo.

Salta no tengas miedo del cambio
de la gravedad de lo alto
de darle sitio a otra canción

Salta no tengas miedo del abismo
que los miedos son solo espejismos
que el primer paso es soltar la indecisión…”

(-Estribillo- Indicaciones para un hombre confuso. Mundo Aladuría)

Gracias Julián Bozzo por compartir otra noche mágica con todos nosotros y por permitirnos viajar contigo a ese fantástico Mundo Aladuría, donde por unos momentos podemos olvidarnos de “el ruido” de nuestras vidas.

Os dejo un ejemplo de cómo con el ruido “Tic Tac” y con la frase “Tocar las maracas en Maracaibo” se puede improvisar una divertida canción… [Aviso: os vais a desternillar de risa] 🙂

@brokenheroes

Después del concierto de música sacra, tocaba ir rauda y veloz (paraguas mediante) al segundo asalto musical del sábado, esta vez en la Sala Búho Real.

El 29 de marzo era la noche de Xeco Rojo. Un nutrido grupo de familiares, amigos, conocidos y ‘algún que otro despistao’ (como decía la canción de Mecano) llenaban la acogedora sala madrileña deseosos de recibir, escuchar y disfrutar del nuevo proyecto del polifacético músico, esta vez, en solitario.

Concierto Xeco Rojo. 29 de marzo. Búho Real

Concierto Xeco Rojo. 29 de marzo. Búho Real

El artista se subió al escenario con la sola compañía de su acústica roja (¡preciosa, por cierto!) y nos animó desde el primer momento a que cantásemos con él. Para eso nos regaló a la entrada un “cancionero” muy chulo con las letras de sus canciones que me trajo unos bonitos recuerdos de aquellos que utilizábamos antaño para aprender a tocar la guitarra en el Centro Juvenil (allá en los “Salesianos de Afganistán”).

Xeco Rojo empezó el concierto con el tema de Rubén Blades “El cantante” y a lo largo de la actuación hizo alguna otra versión como “Change the World” de Eric Clapton, “Sugar Man” de Sixto Rodríguez [BSO de Searching for Sugar Man, un documental musical que os recomiendo encarecidamente] y  el cañero “Highway to hell” de ACDC a modo de colofón final.

Poquito a poco, el artista fue desgranando los temas que formarán parte del disco de este nuevo proyecto en solitario, aunque también se escapó algún temilla de otro de sus grupos alter ego: Son Agüita.

El repertorio contaba con canciones muy variadas. Me gustaron especialmente el entrañable y precioso tema dedicado a su sobrina: “La trapecista de la cuerda” y el profundo “Espiral”, que lograron enmudecer a la sala. Y las canciones con un aire más canalla como “John Mayal tampoco es normal” [John Mayal es –como lo definió alguien del público – un bluesman viejo], “Do Re Mi Fa Sol La Si” [que habla del típico espectador faltón que a veces hay en los conciertos] y “Oh Oh Oh”.  El toque funky vino de la mano “No puedes parar de resbalar” y la vena más emotiva se plasmó en los temas “Alimentas lo que soy”  [dedicado a su hija] y  “Cuerdas al mástil de una parada”, que cuenta una anécdota de adolescente con un amigo de juventud que años más tarde fallecería en un accidente de moto.

Xeco Rojo en directo en la Sala Búho Real. 29 de marzo. Madrid

Xeco Rojo en directo en la Sala Búho Real. 29 de marzo. Madrid

También hubo tiempo para una pequeña y divertidísima reconversión del «I shot the Sheriff» de Bob Marley con la ‘versión española’ que hizo su pequeña hija Noa de forma espontánea un día escuchando la canción en el coche de su padre. La letra dice así: ¡culo macheteeeee… es el culo más chulo que hay!! (Ahora no puedo quitármela de la cabeza y va a pasar a engrosar otras ‘grandes versiones españolas’ como los «Huevos con aceite» de Twisted Sisters, «Que me chupes .. …..» de RATM o «El chinito pecando» de The Eagles).

Y es que si algo define a Xeco Rojo es el eclecticismo. En un concierto suyo puedes escuchar desde ritmos funky a rumbita canalla, pasando por las intimistas melodías de poeta cantautor y acabando con las más inverosímiles y simpáticas anécdotas que le han inspirado a la hora de componer.

Aunque Xeco Rojo es madrileño y de vez en cuando se deja caer por la capital, en la actualidad reside en Alicante, por lo que la mayoría de sus bolos los realiza por tierras levantinas, así que si tenéis la oportunidad de encontraros con él en alguna escapada al Mediterráneo, no dudéis en asistir a sus conciertos porque son garantía de pasar un buen rato.

Brokenheroes con Xeco Rojo

Brokenheroes con Xeco Rojo tras el concierto

Jose, desde aquí mi más sincera admiración y reconocimiento porque con tu esfuerzo y valía has conseguido lo que para muchos de nosotros siempre será una quimera: vivir de una pasión… ¡vivir de la música!  🙂

@brokenheroes

Os dejo el vídeo de la canción «Sugar Man», un tema que para mí es muy especial.

 

No sé si será por deformación profesional pero siempre me han llamado mucho la atención la cartelería sobre conciertos que inundan las paredes abandonadas de los barrios céntricos de Madrid. Últimamente me venía fijando que un tal “Quique González” copaba todos los carteles habidos y por haber del barrio de Malasaña, por lo que decidí darle una escucha a ver quién era ese cantautor aparentemente tan famoso.

La verdad es que fue un gran descubrimiento, mejor dicho redescubrimiento, ya que me recordó una amiga que en el festival Envivo del 2010 ya habíamos visto un concierto del madrileño (para mí y mi memoria de pez, lo que tiene los festivales es que veo tantos grupos que a veces no soy capaz de asimilar los conciertos que he visto… y no, no son los efectos del cansancio, que ese año Quique González debió tocar sobre las 18 horas).

Su pop rock con una mezcla de folk y un estilo bastante personal hacen que puedas pasarte una tarde entera escuchando sus discos sin agotarte, eso sí, para mí al menos no es la música ideal para ponerme antes de salir un sábado noche, pero sí para tenerla de fondo mientras haces alguna cosilla en el ordenador.

Tuve la suerte de asistir a uno de sus dos últimos conciertos en Madrid, con cartel de sold out en la Riviera ambos días, todo sea dicho, y he de reconocer que acabó de conquistarme. Quique empasta perfectamente con sus músicos y consigue envolver y meterse al público en el bolsillo con cada una de sus canciones. El único punto negativo que no me gustó del concierto fue la colaboración de una tal “Zahara”, una cantante de aspecto y voz ñoña que se encargó, a mi gusto y ‘bien agusto’, de destrozar dos canciones del cantautor.

Quique González en su pasado concierto del mes de mayo en la Riviera

En definitiva, si os gusta el pop-rock español, Quique González bien se merece una escucha!

@brokenheroes