Archivos para septiembre, 2014

Diez años hacía desde que pisé por última vez la Ciudad Universitaria. Cuando salí del metro me di cuenta que el tiempo se había detenido en la avenida Complutense y que todo seguía igual que antaño. Lo único que llamaba la atención era la cantidad de gente que salía un sábado del suburbano y se dirigía hacía Alcatraz (apodo “cariñoso” con el que los publicitarios llamábamos a nuestra facultad de C.C de la Información). El complejo deportivo Cantarranas estaba listo para recibir a los asistentes del que se denomina “el último festival del verano”.

El metro de Ciudad Universitaria recibe a los Dcoders

El metro de Ciudad Universitaria se prepara para recibir a los Dcoders

Nunca había ido a un DCODE y he de reconocer que me he quedado anonadada. El recinto es idílico. Una enorme pradera de césped con tres escenarios, múltiples barras y locales de restauración, WCs por doquier, cubos de basura donde poder depositar todo tipo de envases y, lo más increíble, personal de la organización recogiendo en todo momento la basura del suelo. Creo que es el primer festival en condiciones salubres (esto es: sin tragar polvo, sin hacer eternas colas en la barra, en los WCs, sin tener que pisar tres toneladas de basura en el suelo, etc…)  al que voy en España. Os remito a un desalentador post que escribí hace unos años: Los festivales en España… «nuestra tarea pendiente».

En el DCODE es fácil encontrar tu sitio

Es fácil encontrar tu sitio en el DCODE… 🙂

Cuando llegamos  al recinto, empezaba el concierto de Anna Calvi, una cantante británica que, guitarra en mano, llenó el escenario con uno indie que combinaba a la perfección sonidos intimistas con otros de raíces mucho más rockeras.

Acabado este concierto, era el turno de uno de mis grupos favoritos del festival: Bombay Bicycle Club. Me encanta la música que hace esta banda porque es alegre y fusiona a la maravilla el indie con los sonidos orientales. Les vi allá por el mes de febrero en Barcelona y me dejaron alucinada. Si bien en ese concierto lo único que no me gustó es que fueron un poco sosos en directo, en el DCODE se soltaron la melena. Empatizaron [dentro de sus británicas limitaciones] con el público  y consiguieron que todos los allí presentes moviéramos el esqueleto al son de sus divertidas y bailongas melodías.

Después de la sacudida energética de Bombay Bicycle Club, llegó el momento tostón, del festival de la mano de Russian Red. Lo siento pero soy incapaz de escuchar más de tres canciones seguidas de esta chica. Me aburre su música y me agota ese halo cursi repolludo en el que se envuelve. Creo que no soy la única, ya que durante su concierto mucha gente aprovechó para moverse por las instalaciones del DCODE, ver el concierto de Royal Blood, que tenía lugar en el escenario alternativo, o bien sentarse en el césped a charlar con los amigos.

Una vez superado el duro trance de ver a Russian Red, sobre las 21.20, empezó el concierto del jovencísimo Jake Bugg, una de las sensaciones de la noche. La primera parte de la actuación fue un poco aburrida ya que desgranó sus temas más lentos y de la onda folk.  La segunda parte del concierto fue mucho más rockera y animada. Habrá que seguirle la pista a este chavalín  que promete dar mucho que hablar en los ambientes indie.

El siguiente concierto correspondía a uno de los cabezas del cartel del DCODE, el californiano Beck.  A esas alturas de la noche, el festival lucía ya su máximo aforo y la mayoría de los Dcoders estaban junto al escenario principal deseosos de corear canciones tan conocidas como “Loser”, esa canción que la revista Rolling Stone definió como el himno perfecto para perdedores ahogados en sueños rotos, pero que al artista le sirvió para catapultarse a la fama. También sonaron otros famosos temas como: “Lost Cause” y la psicodélica “E-Pro”.  En líneas generales me gustó el concierto,  salvo por la última media hora en la que Beck se dedicó de una manera tediosa a presentar a toda su banda en vez de a hacer música. Lo siento amigo Beck, pero eso no se hace, y menos en un festival donde los tiempos de actuación son muy  limitados.

A las 12 de la noche salió al escenario Heineken Vetusta Morla, uno de los grupos del cartel que más despertaba mi curiosidad. Tenía muchas ganas de verles en directo. No me considero fan de esta banda, incluso a veces, si les escucho mucho rato me resultan un poco fatigosos, pero tenía la sensación de que en directo iban a ganar muchos galones, y así fue. Una gran presencia en el escenario, un buen sonido y una gran complicidad con el público [bien es verdad que jugaban en casa] hicieron de este concierto el más concurrido y aplaudido de la noche.

Concluida esta actuación dimos por finiquitada nuestra participación en el DCODE fest. Allí dejamos todavía a miles de jóvenes Dcoders deseosos de quemar la noche y  algún que otro [no tan joven] que no se acordó de que una retirada a tiempo es una victoria

Cada uno acaba como puede...

Cada uno acaba como puede… 😛

Desde aquí aprovecho de nuevo para felicitar a los organizadores del evento complutense. Han sacado ustedes una matrícula de honor.

@brokenheroes